Dejarse llevar. Tus amigas planifican.
Son apenas las ocho de la mañana y suena el chat grupal con un mensaje de Bárbara que dice “Chicas, os necesito. Lucía lleva una semana con cólicos, ya sabéis que antes los tenía pero no tantos ni tan intensos. Hemos ido a la pediatra y junto con las indicaciones y unas gotas, necesitamos armarnos de paciencia. Yo lo estoy pasando mal, la pobre descansa a ratos y no demasiado bien. Yo intento estar con ella todo el tiempo, pero veo que llevo demasiadas horas al pie del cañón, durante muchos días y empiezan a flaquearme las fuerzas. Además, Jaime tiene un viaje de trabajo, de varios días, que no puede postponer y sale justo esta tarde. Conclusión: me quedo sola y por primera vez en la vida, siento que no puedo con todo. Esto angustiada y quiero llorar.” Alice, que está desayunando, contesta al instante “Bárbara, yo a partir de las dos de la tarde me quedo libre hoy. Puedo ir directamente a tu casa. Si necesitas algo por la mañana, dímelo e intento sacar tiempo. No obstante, dame media hora para que me termine de preparar y te llamo de camino a la reunión que tengo. Te quiero, juntas podremos también con esto y añade un emoticono guiñando un ojo.” Vuelve a escribir Bárbara para decir que la mañana está cubierta pues aún está Jaime en casa, pero que le vendrá estupendo la ayuda que le ofrece. Un rato más tarde, Violeta también escribe en el chat. “Hola, yo acabo de salir del turno de noche en el hospital. Si me dais unas horas de descanso, también puedo ir a tu casa sin problemas y como estoy de saliente de guardia tengo todo el día hoy y mañana para ti. De hecho, se me está ocurriendo que no hagáis comida. Me encargo yo de llevarla. A las dos y algo también puedo estar en tu casa. Eso, te queremos, no lo olvides.”
Bárbara manda emoticonos con corazones para intentar transmitir lo emocionada y agradecida que está. “Gracias y mil veces gracias, sé lo que somos y lo que sentimos unas por otras y por ello no he dudado en pediros ayuda, pero a veces también necesito que me lo recuerden porque estos no son el tipo de cosas que resultan atractivas. No os aburráis de mí si paso un tiempo en el que solo reclamo atenciones.” “Ni lo pienses, estas son el tipo de cosas que hace que nos sigamos viendo y necesitando. Gracias a compartir estas experiencias, enriquecemos nuestra relación” Responde Violeta rápidamente. Y Alice añade “yo no lo hubiese dicho mejor. Nos vemos en unas horas. Muaks”
A las dos y cuarto de la tarde llega Violeta cargada con la comida. Abre la puerta Jaime, que está terminando de prepararse ya con la maleta en el hall de entrada, y le da un beso en la mejilla acompañado de un gracias a lo que responde Violeta que no las merece y le anima a aprovechar las noches que pase fuera para descansar, pues le ve ojeras y agotado también a él.
Mientras Violeta está preparando la mesa con la comida, llega Alice a quien Jaime también da un beso y un gracia mientras sale por la puerta de casa. Previamente, se ha despedido apasionadamente de Bárbara. Las amigas que han presenciado la escena bromean más tarde sobre ello, insinuando que no parece que el agotamiento haya hecho mella en su atracción y deseo carnal.
Bárbara ríe divertida, pero también muestra una cara de cansancio extremo. Ha conseguido que Lucía se quede dormida después del último biberón, pero no cree que dure mucho a juzgar por los días pasados. Cuando comienza a dar las gracias a Alice y Violeta por estar allí, ellas le dejan expresarse, para a continuación exponer el plan para esa tarde: van a comer y luego Bárbara se va a la cama a descansar cuantas horas necesite, aclaran por adelantado que nada de despertador ni luz en la habitación. Las titas se van a encargar de Lucía esa tarde. Y después ya van viendo.
Bárbara se despierta un poco desubicada sin poder intuir ni la hora que es. El móvil se ha quedado en el salón por petición expresa de sus amigas. Cuando sube la persiana, van siendo consciente de la cantidad de horas que ha debido dormir pues está anocheciendo y asustada se dirige rápidamente al salón. Antes de decir palabra se queda mirando, desde el umbral de la puerta, a Alice que baila con Lucía en brazos mientras canta y hace carantoñas alegres a la pequeña. Parecen estar pasándoselo ambas de maravilla. Y justo en ese instante, aparece Violeta saliendo de la cocina para comunicarla que está haciendo la cena. Algo nutritivo y ligero que espera que sea de su agrado.
Mientras cenan, Bárbara repite en no pocas ocasiones que ha dormido siete horas del tirón, algo que no se puede ni creer. Se siente vital. También la informan de cómo ha sido la tarde de Lucía, que ha necesitado muchos brazos y masajitos para poder dormir, pero que lo ha hecho. Como sus invitadas no se lo permiten más veces, decide esta vez dar gracias a la vida por haberle regalado un familia de elección tan increíble. Y eso que aún no le han contado el plan de los próximos días/noches hasta que regrese Jaime.
MSonia Ruiz.