Los beneficios de una autoestima saludable.
Violeta abre la puerta de casa para recibir a su madre que en pocos minutos se une a Bárbara y Alice entorno a la mesa del salón. Todas esperan a que vuelva Violeta con los bombones helados que había dejado pendiente de sacar para cuando estuviesen todas. Los bombones son el primero de muchos motivos de risas para la tarde que se presenta. Se sienten orgullosas de que meterse dentro de un vestido de novia o invitada no suponga un estrés de marcar tipazo. Victoria, la madre de Violeta, sonríe y comenta lo feliz que está al comprobar que la educación que siempre ha dado a su hija se ve perfectamente reflejada en el grupo de amigas “sois unas jóvenes independientes y sin complejos. Nada que pueda hacer más bella a una mujer. Aunque en realidad lo raro sería que los tuvieseis con vuestros cuerpos. Se nota que os cuidáis sanamente aunque esporádicamente no renunciéis a caprichos.” Y todas cogen un bombón mientras dicen al unísono “Por los caprichos en los momentos adecuados”.
Sobre la mesa hay catálogos de vestidos de novia de las principales firmas nupciales, gracias a que una amiga del trabajo tiene un contacto que podía facilitárselos, además de gestionar la cita en uno de los centros de moda para novias más exclusivo. Examinan con detenimiento cada modelo y van haciendo una lista con los seleccionados. Como Violeta considera que el número de la lista es demasiado alto, intentan ajustar y definir su elección.
Tras horas de ardua búsqueda, finalmente escribe el correo acordado a Mauro (el contacto) para que el día de la cita tenga preparados los modelos seleccionados. No alcanzan a saber quién de las cuatro está más emocionada, pues en la conversación todas se muestran de lo más ilusionadas. Se podría decir incluso que Violeta estás considerablemente más tranquila que el resto.
La sesión de “moda” aún no ha terminado. Ahora es el turno de las damas de honor y de la madre de la novia. Esta última comenta que verá modelos para inspirarse, pero que ya ha hablado con la diseñadora que le va a confeccionar su estilismo para el gran día, alguien de confianza que la ha vestido para diversos eventos. En cuanto a Alice y Bárbara, concluyen que van a tener difícil la elección pues sus preferencias son considerablemente diferentes. Pasan páginas y páginas del catálogo y solo consiguen cerciorarse de ello, pues no encuentran modelo que las una, aunque sí consiguen pasar un rato lleno de carcajadas a costa de sus particulares gustos. Violeta consigue algo de consenso cuando comenta “chicas, tranquilas que cada modelo luego puede ser personalizado, por lo que solo tenéis que ver una base que más o menos os cuadre”.
Bárbara cierra el último catálogo de vestidos de invitadas y sentencia “es lo que tiene que seamos mujeres que nos hemos construido a nuestra medida. Nos hemos hecho especiales y únicas.” “Es cierto -añade Alice- lo común no va con nosotras. Somos seres fascinantes que brillan con luz propia”.
Deciden comerse un bombón (otro) que endulce el momento más si cabe y con la certeza y tranquilidad que da una autoestima tan saludable de cara a la búsqueda del traje perfecto para el evento del año, dan el pistoletazo de salida en la carrera que será la preparación de la boda de Violeta en pocas semanas.
MSonia Ruiz.