Ir de rebajas, solo es la excusa para algo mejor.
Violeta, Alice y Bárbara han quedado en la misma puerta de siempre del centro comercial que frecuentan desde hace más de 15 años, para hacer algunas compras rebajadas. Es la única cita que mantienen para esta cuestión ya que, a decir verdad, todo lo que van adquiriendo en lo que a ropa se refiere a lo largo del año, suelen hacerlo por sorpresa cuando en algún paseo o desplazamiento rutinario por las calles de la ciudad, se encuentran ante alguna prenda mostrada en un escaparate que las cautiva. No obstante, no han querido perder esta tradición aunque sea simplemente porque es un motivo más para seguir viéndose y compartir ratos de risas. Y es que de lo que suelen irse cargadas en la cita anual, es de montones de risas y anécdotas que recordar con el paso del tiempo.
Cuando llegan las tres amigas, se sonríen al comprobar que cumplen con la etiqueta que la ocasión merece, vestido cómodo y fácil de quitar. La experiencia es un grado se dicen cada año. Consideran que poder quedarse en ropa interior en menos de un minuto para probarse ya sean camisas, jerséis, pantalones, faldas, etc. es clave para no acabar contrariada en mitad de la ardua labor de encontrar la prenda perfecta para no irse a casa con sensación de fracaso.
A los tres cuartos de hora, las tres amigas están sentadas en una de las cafeterías que hay ubicadas en los pasillos del centro comercial. Miran el reloj y sonríen comentando que este año se han superado. Cada año tardan menos en terminar las compras.
“En serio, comienza diciendo Bárbara, ¿tan amorfa estoy? Ese mono precioso si me quedaba bien en el pecho y escote, no me entraba más allá de los muslos, y si me llegaba a las caderas, enseñaba toda mi personalidad en canal.” “No estás amorfa, tienes un cuerpazo en mayúsculas, con curvas. Lo que es amorfo son esas prendas que para que te queden bien no puedes tener ni pecho, ni caderas, ni nada de nada. Si tienes algo de lo mencionado, has de asumir que por algún sitio te va a quedar de horror.” responde Violeta mientras Alice añade finalmente “¡Pero de qué nos sorprendemos, si es lo que nos pasa cada año! Siempre decimos que no volveremos a entrar en este tipo de cadenas porque fabrican ropa para un tipo de cuerpo que la mujer va abandonando sí o sí con el paso de los años. No es nuestro sitio ya. Nos podría deprimir si algún día nos pilla despistadas.” Las tres amigas ríen mientras toman un sorbo de la bebida que cada una se ha pedido.
Violeta abre sus bolsas y dice “mis adquisiciones han sido un conjunto lencero y un vestido negro, ambos de nueva colección”. Alice por su parte hace recuento de sus compras “yo me he comprado los botines de tacón que venía buscando y un conjunto de camisa a juego con un chaleco de punto” Bárbara con cara de resignación, saca de la bolsa un pijama mientras comenta “al menos es de los calentitos, agradable al tacto y va a juego con los calcetines de huellas que me había cogido primero.”
Deciden que se han ganado un paseo por el parque que hay cruzando la calle bajo ese sol radiante que hoy ha amanecido, harán un alto para tomar un vinito y continuarán camino a uno de sus restaurantes favoritos. Esa sin duda es la parte que más desean del plan tradicional.
MSonia Ruiz.
Si quieres leer todas las publicaciones de esta historia, las encontrarás en el apartado Relatos