¡Nosotras. Siempre juntas!
Son las diez de la mañana y Alice está dando un último repaso a la casa para confirmar que está lista para recibir a Violeta, Bárbara y sus familias en las próximas horas. Han decidido despedir el año aunando la puesta en marcha de diversos proyectos vitales y hacerlo juntas.
El festejo tendrá lugar en la casa rural que Alice y Hugo han levantado, acompañados de sus respectivos padres. Bárbara y Jaime, vendrán con Lucía y la familia más directa de Bárbara que, tal como afirma, le han invadido la casa y las fiestas, pero aunque suene sorprendente para ella, está encantadísima. Violeta y Bruno, decidieron hacer un alto en sus viajes para estar en una celebración tan especial, con sus respectivos padres también, los cuales están felices pues llevan varios meses sin reunirse con ellos, porque la recién pareja se ha tomado muy en serio eso de disfrutar la vida viajando como prioridad.
Toda la casa y sus zonas ajardinadas y colindantes están decoradas con un gusto y delicadeza exquisitos. El complejo luce sin recargar, es acogedor y entrañable. “Parece mágico”, se dicen las tres amigas cuando, ya todas acomodadas en la casa, se encuentran en el salón principal y dirigen su mirada a través del gran ventanal hacia el jardín que se presenta maravilloso a otro lado. Esa tarde ha comenzado a nevar ligeramente y un fino manto blanco comienza a decorar y hacer más bella la estampa, una estampa totalmente Navideña.
No imaginan un lugar más ideal para despedir un año cargado de tantas emociones y regalos nuevos. Sus vidas se han definido un poco más en estos doce últimos meses y las ubica ante senderos que se antojan ilusionantes. Quizás buena parte de ello tiene que ver con su actitud y ganas de que así sea. Y por supuesto, la determinación de que lo que luego vaya deparando el camino, ya se irá afrontando y mejor si se hace bien acompañadas. Se percibe en ellas un halo de tranquilidad y bienestar, algo que saben que ha costado conseguir, o como dice Alice, construir.
Una mesa cargada de recetas tradicionales de unas y otras familias es la elección para la cena. Quieren que lo que van a degustar defina a todos y cada uno de los allí presentes. El resultado es espectacular. Conversan sobre sus historias pasadas y presentes, sobre las nuevas que llegan y sobre todo, se conocen y disfrutan. La alegría y las risas reinan en cada instante.
Poco antes de las doce de la noche, todos de pie ante la gran pantalla, con las uvas pertinentes intercambian algunas de las cuestiones que agradecer al año que está a punto de concluir y así comienzan a sonar las campanadas. Cada campanada es un latido del nuevo año que nace y las miradas de emoción que comparten las tres amigas y sus invitados no dejan dudas de lo que intentan transmitir, amor.
Alice, Violeta y Bárbara han preparado el primer brindis. Alzan sus copas e invitan a los demás a hacer lo mismo y recitan al unísono “Bienvenido año nuevo, te abrazamos y recibimos con la mayor de las ilusiones. Que tus sorpresas nos sigan construyendo y nos sigan mostrando que los verdaderos protagonistas y esencia de nuestras vidas somos cada uno. ¡Salud!”
Entre “chinchines”, besos y abrazos revelan sus deseos y se hacen cómplices unos y otros, mientras las tres amigas se funden en un abrazo que parece interminable y se prometen “Nosotras. Siempre Juntas”.
MSonia Ruiz.
eSEXencia 