El inicio de un gran cambio.
Son las 10 de la mañana de un domingo nublado y Bárbara está dando vueltas en la cama sin un objetivo claro para sus próximas horas. Por un lado, tiene ganas de hacer algo en compañía y por el otro se quedaría tirada en la cama haciendo nada.
Mientras repasa cada centímetro de su dormitorio con la mirada perdida más allá de las paredes, suena la llegada de un mensaje al móvil. Es Violeta quien envía el mensaje “Chicas, ¿os hace un vermut esta mañana? Sobre la 12 aprox.”
Alice contesta un par de minutos después “Cuenta conmigo un rato. A las 12 ¿dónde?”. Es el empujón que Bárbara ha necesitado para salir de la cama y meterse en la ducha. Cuando sale del baño se dirige a la cocina y tras un par de sorbos al café, ya suficientemente despejada, contesta a los mensajes confirmando su asistencia a la hora y lugar acordados.
A las 12 en punto, están las tres en el soportal delantero de la cervecería donde se han citado, conversan sobre lo concurrida que está la plaza esa mañana y concluyen que la mayoría de la gente ya ha vuelto de sus vacaciones. “Es lo maravilloso de septiembre, que es el mes de los reencuentros”, dice Alice.
Se sientan en una de las mesas altas que se encuentran el exterior del local y Bárbara avanza que está meditando sobre la posibilidad de hacer cambios en su vida. Ante la mirada expectante de Violeta y Alice, Bárbara comienza a dar más datos. Comenta que al final se pasó todas las vacaciones en su amada Asturias y que incluso cuando le tocó volver a trabajar lo hizo desde allí ya que, muy precavida ella, se había llevado el portátil y todas las cosas necesarias. Como iban a ser muy tranquilas las vacaciones, igual algún día se conectaba y adelantaba algo de trabajo, ya que septiembre suele ser un mes bastante intenso.
Antes de que pudiera seguir, Violeta pregunta entre inquieta e incómoda “¿te vas a vivir a Asturias?” a lo que Bárbara responde “Nooo, eso no, solo que estoy planteándome que quiero trabajar más a mi aire, quizás más tiempo desde casa, lo cual implicaría que mi apartamento ya no sería adecuado, necesitaría algo más amplio y motivante. Estoy buscando casa en las afueras”.
Violeta respira más tranquila, afirmando que todo lo que haga bien estará, pero que le hubiese dado pena que se fuese lejos y no poder quedar tan asiduamente las tres. Pero que las afueras le va bien y las tres ríen conjuntamente. Ya tienen plan para las próximas semanas o meses, comenta Alice. Una encantada Bárbara, abraza a sus amigas mientras les agradece estar ahí siempre. Su mirada perdida, no obstante, indica que algo más de lo contado está en esa chispeante cabeza. Solo acaba de ponerse en marcha un plan de cambio más profundo e ilusionante de lo que apenas puede atisbarse.
MSonia Ruiz.
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