Tradiciones Navideñas.
Uno de los eventos que las tres amigas no se pierden cada año es el encendido de las luces de Navidad en la ciudad. No es que sean muy afines a todo aquello que está dirigido al consumismo, pero en este caso y dado que ellas lo ven desde la perspectiva de los sentimientos y la ilusión, decidieron convertirlo en un momento para compartir con la familia elegida en el que seguir alimentando las tradiciones iniciadas desde la más tierna infancia. Da la casualidad de que las tres amigas, como miles de ciudadanos vecinos, repetían cada año las mismas rutinas en estas fechas así es que no fue difícil ajustar el recorrido y actividades para que Bárbara, Violeta y Alice sintieran que el plan las definía.
Son las cinco y media de la tarde y Violeta ya está haciendo cola para comprar el décimo de lotería de Navidad que comparten cada año en la administración de Doña Manolita. Cinco minutos después la acompañan Bárbara y Alice que han llegado juntas conversando animadamente. Alice tras saludar a Violeta con un fuerte y largo abrazo, comenta que no acaba de empezar la época y ya respira calidez, ilusión y tierna melancolía a partes iguales a lo que Violeta responde que se alegra de ver que está tan bien, tan enérgica, que está claro que ha encontrado su sendero y brilla con luz propia. Bárbara antes de que pueda terminar Violeta, añade efusiva y contundentemente “no te haces una idea de lo enérgica que está, espera un rato y retomamos tu percepción”. Las tres ríen espontáneamente.
Una vez comprado el décimo con su tradicional terminación en 15, el cual eligieron porque es el número de la niña bonita, tal y como ellas se sienten, se dirigen a la Plaza España para visitar el mercado de artesanía donde siempre acaban adquiriendo algún artículo. La hora del encendido del alumbrado navideño se acerca y por ello se dirigen a la Puerta del Sol. De camino escucha de lejos la cancioncilla típica de Cortylandia que tararean y Bárbara comenta “El año próximo tiene que estar en nuestra hoja de ruta y sonríe emocionada” Alice y Violeta sonríen y aceptan entusiasmadas. Una vez inaugurado el alumbrado navideño, se hacen las fotos pertinentes para el álbum y se van hacia la Plaza Mayor en cuyo recorrido hacen diversos altos, como el obligado para comer el bocadillo de calamares típico.
Bárbara se ha fijado en un grupo de chicos que brindan con cerveza y ríen sonoramente a los que no pierde de vista en todo el rato que allí están. Cuando pasan por su lado, dirección a la salida el “guapo moreno de ojos verdes” tal como lo ha definido, le entrega una servilleta doblada. Bárbara le sonríe y no mira la servilleta hasta que no se ha marchado, momento en el que las tres amigas dirigen la mirada al mismo punto. Violeta antes de ver lo que hay escrito, comenta “una de tus miradas y ya le tienes encandilado”. Cuando leen la nota se ríen a carcajadas mientras Bárbara gira la cabeza para comprobar que su admirador sigue al otro lado de la puerta. Le regala otra de sus intensas miradas y le hace un gesto con la mano que dirige hacia su oreja a modo de teléfono. Con ello concluye su conversación que ha quedado aplazada hasta la llamada prometida por Bárbara.
En la clásica chocolatería San Ginés ponen el broche de oro a su plan y entre chocolates y churros conversan encantadas. Un año más siguen sumando vivencias a su tradición.
MSonia Ruiz.
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