Siempre caminaremos juntas.
Son las nueve y media de la noche y las tres amigas se encuentran en la puerta del restaurante oriental que tanto les gusta, principalmente a Bárbara que es una apasionada de la cultura oriental en general y de su comida en particular.
Toman asiento en la mesa reservada y carta en mano, comienzan a seleccionar los platos que esa noche van a degustar. Todo al centro para compartir, como acostumbran.
Bárbara comienza diciendo que está encantada con este plan improvisado de un día para otro, y que tal como había comentado el día previo por el grupo de WhatsApp, en este caso era hasta necesario. Su semana lo pedía a gritos. “He de decir que a partir de vuestros mensajes, mis buenas sensaciones no dejaron de asaltarme. Puedo añadir que además tuve una revelación de lo que me depara mi futuro más cercano. Ya no me importan, ni temo, los cambios porque sé que vosotras me vais a acompañar en ellos. Irán apareciendo nuevos personajes en escena, pero seguiremos siendo esa familia que elegimos construir hace ya unos cuantos años.” Violeta comenta que por supuesto que así es “¿acaso lo has dudado en algún momento?” “Claro que no lo he dudado, pero tenía algunos líos mentales que no me dejaban atisbar con claridad mi bonita realidad” contesta una Bárbara segura y feliz. Alice no pierde la ocasión para transmitir lo contenta que se siente de escuchar las palabras de una y otra y sentencia “siempre caminaremos juntas”.
“Gracias chicas, además tengo que pediros un favor -inicia Bárbara- mañana por la tarde he quedado con el guapo moreno de ojos verdes y varios de sus amigos para salir de cañas y picoteo por el centro y si se tercia finalizar la noche en algún garito interesante con buena música. Ya sabéis que suelo proponer citas en grupo para que los inicios sean distendidos, no sea que me lleve alguna sorpresa negativa de esas que me dan pereza. ¿Es a esto a lo que os referís cuando decís que siempre caminaremos juntas, no? Pregunta que acompaña levantando las cejas, girando ligeramente el rostro y mostrado una gran sonrisa cargada de intenciones.” Violeta y Alice se miran incrédulas ante el giro inesperado que acababa de dar la conversación, aunque ciertamente familiarizadas con la estrategia pues es muy del estilo de Bárbara.
Tras aceptar el plan propuesto para el día siguiente y conseguir que Bárbara admita que tiene un “morro” impresionante, las tres ríen sonoramente, alzan sus copas un día más y brindan por todos los caminos que juntas transitarán.
MSonia Ruiz.
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